Javier Ferriols, antiguo alumno del IES Griñón y hoy flamante graduado en Filosofía, nos ofrece esta receta que ha cocinado con su abuela, desde el emocionado recuerdo a su abuelo, que acba de fallecer hace muy poco.
Comer es necesidad, cocinar es cultura. Cuando me enteré de esta iniciativa, le dije a Yolanda que me gustaría participar, he tardado un poco porque o no me acordé en otros momentos, o no sabía que receta escoger.
A la hora elegir, me ha pesado el recuerdo: hace poco más de tres meses mi abuelo falleció. Cuento esto ya que, para mí, mi abuelo y mi abuela son una unidad, dos partes que se completan, y la experiencia de cocinar o comer con mi abuela pasa necesariamente por mi abuelo, es difícil no contar con ambas partes.
A la hora de comer, a pesar de que por norma es y era mi abuela la que cocinaba lo principal (aunque los huevos fritos con patatas campesinas y panceta, o chorizo, de mí abuelo eran insuperables), mi abuelo se encargaba de la mesa, los aperitivos. Cuando no estaba preparando algo, mi abuelo andaba "zascandileando" mientras cocinaba mi abuela. Normalmente no pedía ningún plato, pero se notaba cuando había algo que le interesaba. Uno de esos intereses era la tarta de manzana: cara rara ponía cuando se hacían "experimentos" o la tarta no era para nosotros, sino para las amigas de mi abuela. En este caso no es la tarta de manzana de siempre, sino una versión de un programa de televisión adaptada a nuestro estilo por mi abuela y por mí, que la elaboramos juntos en un fin de semana.
PASTEL DE MANZANA
INGREDIENTES
Para el relleno:
-4 manzanas verdes
-medio tazón de pasas secas
-canela
-3 cucharadas de azúcar moreno (aquí puede ir más al gusto de cada uno)
-medio limón
-2 rebanadas y medias de pan de molde
Para la masa:
-180 de zumo de manzana
-600 de harina
-2 huevos
-80 ml de aceite de girasol
MODO DE HACERLO
Para hacer la masa, no hay mucho misterio. Mezclarlo todo hasta que se quede homogéneo y sin que se pegue en los dedos. Eso sí, en lugar de zumo de manzana cogimos un par de manzanas, las troceamos, lo pusimos al fuego hasta que se ablandaron con un poco de agua y el resultado lo trituramos y pasamos por un colador fino (de zumo, vamos); es importante que la textura de esto sea líquida y no puré, añadir agua si es necesario.
Para hacer el relleno troceamos la manzana, la hervimos un poco con limón y el azúcar (y sin agua, queremos que se reduzca la cantidad de agua, que en el hervir suelte un poco), el resultado lo escurrimos y lo mezclamos con las pasas (que previamente habremos puesto en agua para que se rehidraten, en lugar de agua podemos usar un licor, vino o algún otro líquido bebible para que dé sabor).
Después de hacer hecho esto, cogemos la masa y la estiramos hasta que esté lo más fino posible, casi transparente si es posible (Importante esto, ya que la masa, aunque sabrosa, si se queda gruesa es un poco... Contundente. Nosotros la dejamos un poco gordita y se nota, deliciosa la tarta pero llena demasiado por la masa). Una vez estirada ponemos en su centro la manzana y las pasas, la canela y el pan de molde cortado a dados. Pero, ¿cómo? A capas, una capa de manzana y pasas, espolvorear la canela, un poco de los dados del pan de molde, una última de manzana y pasas, otro poco de canela y el resto del pan de molde (la idea es que el pan coja el liquidito que pueda soltar las manzanas y las pasas, para no reblandecer mucho la masa. Para cerrar cogemos la parte superior de la masa y la pasamos por encima del relleno (recordemos que está en su centro formando un rectángulo), subimos la parte inferior del mismo modo y luego los laterales. Después ponemos el resultado en la bandeja del horno dado la vuelta (las dobleces por debajo), pinchamos con un tenedor para que no explote en el horno, pintamos con la yema de un huevo y, si queremos, espolvoreamos un poco de azúcar por encima y lo metemos al horno durante una hora (o hasta que se vea bien dorado, nosotros fue unos 50 minutos) a 180 grados.
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